domingo, 26 de julio de 2015

Sopa de piedras

Me lo contaron cuando era muy niña. Una mujer no tenía qué cocinar. Entonces alguien, (lo más probable es que, en ese entonces, me hayan dicho que fue un ángel), le decía que hiciera una sopa de piedras. La mujer no entendió bien a qué se refería con eso. Pero el ángel, (dejémoslo en que fue un ángel), le dijo que no se preocupara, que siguiera las instrucciones, simplemente. Vaya al patio y recoja dos piedras pequeñas, lávelas bien, póngalas en una olla con agua y hágalas hervir, La mujer así lo hizo. Luego el ángel comenzó a preguntar ¿tiene un poco de zanahoria?, ¿una mitad de cebolla?, ¿un diente de ajo?, ¿una papa, tal vez?. La mujer revisaba y encontraba algo de esto y algo de lo otro. Fue agregando cada cosa al agua con las piedras. Finalmente el ángel le dijo que retirara las piedras y entonces la mujer descubrió que con unas pocas sobras, había podido preparar algo para comer. Una vez se lo conté a mi mamá un día en el que estábamos en la misma situación que la mujer del cuento. Y le pedí que, por favor, hiciéramos lo mismo. Después de mucho insistir, accedió finalmente, Yo me puse muy contenta. Fui al patio a recoger las piedras, las lavé y mi mamá las puso en una hoya. Luego seguimos con el resto de las instrucciones. Y ¿qué creen?, todo resultó igualito que en la historia.

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