martes, 14 de julio de 2015

Amigas

Una vez entramos al dormitorio de su abuelo mientras él dormía. Me dijo que todos los días le daba una cantidad de dinero y que esa tarde, se había dormido sin entregárselo. Así que me convenció para que entráramos a su dormitorio para sacarlo. En la habitación había varios cuadros. Yo me quedé mirándolos mientras ella buscaba la plata. Cuando salimos del cuarto, me contó que era su abuelo el que los pintaba. Son lindos, le dije. A mi no me gustan, es que me carga el campo, contestó. Luego fuimos a un negocio que quedaba cerca. Pidió una cajetilla de cigarros. Cuando volvimos, nos encerramos en su dormitorio. Encendió uno para mi y uno para ella. Me atoré con la primera fumada. Ella se rió. Me dijo que lo intentara de nuevo, pero yo no quise. Cuando terminó de fumar, nos acostamos en su cama mirando el techo. Le volví a decir que había encontrado lindos los cuadros de su abuelo. Ella volvió de decir que no le gustaba el campo. Luego nos quedamos dormidas y así se nos fue la tarde.  

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