martes, 31 de marzo de 2015

Son las veintidos horas y cuatro minutos

Me distiendo. Una brisa fresca me ronda. Me viste y me desviste. Me envuelve. Si, me envuelve. Poco a poco va disolviendo el calor. Tengo frío. Anoche soñé que volaba.

Inmanejable

Cuando vivíamos en la Misión, tuvimos un Volksewagen Brasilia. Era blanco. Mi hermana, la que sigue de mi, aprendió a manejarlo sola. O sea, aprendió lo básico de mi papá y un día lo agarró y lo puso en marcha. Sin permiso de nadie y conmigo de copiloto, nos fuimos al camino de tierra por donde se llegaba al final de la parcela. Yo no entiendo como es que se le dio tan fácil. Igual el auto pegaba unos tirones de repente, pero fuera de eso, el resto iba bien. Una vez las cosas se complicaron un poco, eso si. A pesar de que ya la habían castigado un par de veces por sacarlo sin permiso, se llevó el auto al fondo del sitio. Don Pancho, un señor al que se le le arrendaba un trozo de tierra para que la trabajara, había plantado habas. Y para allá se fue a meter mi hermana. De pronto el vehículo dejó de avanzar y comenzó a empantanarse. Hasta la mitad de las ruedas se hundió en el barro. Don Pancho estaba muy enojado, porque igual mi hermana no tenía nada que andar haciendo ahí y que las ruedas y que el barro. Pero finalmente decidió ayudarla y con su tractor la rescató. Mis papás se enteraron cuando mi hermana ya estaba de vuelta, así que el reto no fue tan grande. Claro que le quedó estrictamente prohibido volver a usarlo sin pedir permiso. Yo en cambio, no aprendí nunca. No podía escuchar las instrucciones y ponerlas en práctica al mismo tiempo. Una vez, tratando de estacionarlo frente a la casa, me fui encima de las ligustrinas y por más que traté, no pude nunca meter la reversa. Otra vez iba con mi mamá y me frustré tanto, que abrí la puerta con el auto en marcha, me bajé y lo dejé tirado. Ese fue mi último intento. No se manejar, pero ya no me importa. Prefiero ir mirando por la ventana, disfrutando el paisaje, sin preocuparme por nada.

lunes, 30 de marzo de 2015

Deambulandia

Hoy estoy un poco dispersa. No se, ando vagabundeando entre un pensamiento y otro. Pienso en que este año cumplo treinta y nueve años, por ejemplo. Le doy unas vueltas a ver si le encuentro algún significado especial al hecho, pero nada. Pienso también en la relación que tienen mis hijos con su padre. Una relación de comida chatarra en el mall y películas en el cine. De cariño también, obviamente, pero de nada más. Aunque tal vez estoy siendo injusta y hay otras cosas que no estoy viendo. Pienso en que me gustaría volver a estar embarazada, esta vez de una niña. Aunque ya no sea posible, de todas formas me gustaría. Mi hermana tiene una hija, la única niña entre mis sobrinos. Y, obviamente, la relación entre ellas, es distinta a la que tenemos con nuestros niños. Es mas delicada, por decirlo de alguna manera. Pienso en lo fome que es el libro que comencé a leer, pero que voy a terminar, porque si se empieza se termina. Gracias por el Fuego, se llama, de Benedetti. O sea, no se dice que es fome, se dice que a uno no le gustó, les digo siempre a mis hijos. En fin. Esto si que está fome, así que mejor no sigo dando la lata...

domingo, 29 de marzo de 2015

Una travesura

El hermano menor de mi mamá tenía un amigo, su mejor amigo. Su casa quedaba en nuestra misma cuadra. Crecieron juntos. Se llamaba Mauricio, pero para todos era el Mauro. El Mauro prácticamente vivía en la casa de mi abuelita. Recuerdo muchas veces en las que llegaba en la mañana, cuando aun ella y yo estábamos acostadas, y subía al dormitorio a saludarla y a conversar. Ese era el nivel de confianza que tenía con la familia. Generalmente se iba a almorzar a su casa y volvía en la tarde a escuchar a mi tío tocar guitarra, mientras conversaban en la vereda. La familia del Mauro era la única del barrio que tenía teléfono. Así que, cuando había alguna emergencia, llamaban a su casa para avisar. Un par de veces llamaron para que mi abuelita supiera que a otro de mis tíos que estudiaba en el Pedagógico, se lo habían llevado los ratis. Nada que hacer, solamente esperar a ver si aparecía. Gracias a Dios volvió, dijo las dos veces mi abuelita. En fin. Al Mauro y a mi tío les gustaba jugar ajedrez. Y como en ese tiempo no había plata para comprar nada que no fuera lo estrictamente necesario, se hicieron un tablero con piezas de papel. Una o dos veces alcancé a soplarles el juego y salir corriendo, muerta de la risa.

Son la una con treinta y dos minutos

Lo ignoro. Y me lo pregunto. No siempre, pero si cada cierto tiempo. No entiendo. Tampoco sé si hay algo que entender. Me gustaría saber. ¿Me gustaría?. Anoche soñé que iba desnuda por la calle.

sábado, 28 de marzo de 2015

Corte y confección

Mi bisabuela era modista. Cosía vestidos de novia. Tenía un espejo como de dos metros y medio de alto, con marco de madera torneada y vidrio biselado. Una reliquia. Pasó de mi bisabuela a mi mamá y de mi mamá a mi hermana del medio. Para el terremoto del 2010, el espejo se fue abajo y se hizo mil pedazos. El marco aun está guardado, pero corriendo serio peligro de ir a parar a la calle, porque mi hermana no tiene ningún amor por nada que sea antiguo. Estoy tratando de traérmelo, antes de que eso suceda. A mi me tocaron las tijeras. Son bastante pesadas y ya no tienen filo, por lo que no cortan. Pero imaginar que mi bisabuela las usó para hacer vestidos que ocuparon novias que se casaron hace muchos años atrás, es como viajar un poco en el tiempo. En fin. Mi abuelita también aprendió a coser. De hecho, creo que ayudaba a mi bisabuela en el taller. Mi abuelita me hacía unos vestidos hermosos. Una vez me hizo uno de tul blanco, con el que me sentí como un hada o una princesa. Pero aparte de los vestidos, a mi abuelita le gustaba hacerme enaguas. Y yo las tenía que usar para ir al colegio, debajo del jumper. El problema es que, no sé por qué, siempre se me veían. Y claro, mis compañeros me molestaban. Mi tío, el hermano menor de mi mamá, me preguntaba todo el tiempo "Ita, ¿andai buscando novio?". Que rabia. Odiaba usarlas. Pero mi abuelita me las hacía con tanto cariño, que cómo decirle que no. Las usé hasta quinto básico, o por ahí. En ese tiempo, mi abuelita había dejado de coser, porque ya no le daba el tiempo. Así que me libré de las enguas, justo cuando había pensado en empezar a buscar novio.




viernes, 27 de marzo de 2015

¿Se dice o no se dice?

Mis papás estaban siempre yendo de un lugar a otro y por periodos cortos. Por lo mismo, nos cambiaron varias veces de colegio cuando eramos chicas. Hubo de todo. Escuelas buenas, no tan buenas y malas, derechamente. Estuvimos en una tan mala, que mis hermanas y yo eramos las mejores alumnas del curso en el que estábamos. Creo que esa fue la única vez en mi vida que saqué un primer lugar mientras estudiaba. El Colegio Adventista de la Cisterna era uno de los no tan malos. Ahí alcanzamos a estar un poco más de tiempo. En ese colegio tuve mi segundo pololo. Yo estaba en séptimo y el Andrés estaba en octavo. Pololeamos por carta. Suena ridículo, ya se. Pero pasaba que yo no podía estar a menos de dos metros de él. Una vez se acercó para regalarme un lápiz y me temblaban tanto las manos, que se me cayó como tres veces. Aun me pasa eso. Que me pongo nerviosa en esas situaciones y me tiemblan las manos. Es incómodo, porque me deja en evidencia. En fin. Todos los días nos daban desayuno. Un vaso de leche y un pedazo de queso. Todos queríamos el queso, pero nadie quería la leche. Entonces hubo varios compañeros que comenzaron a botar la leche. La directora se enteró del asunto y nos formó en el patio para anunciar las medidas que se tomarían al respecto. Entonces, en medio del discurso, tiró la frase. 'El alumno que sea sorprendido botando la leche "lisellanamente" se me va del colegio'. Tanto lo recalcó, que cuando llegué a la casa le pregunté al tiro a mi papá que qué significaba esa palabra. Esa palabra no existe, me dijo. Es una expresión, "lisa y llanamente". Si mi papá estaba en lo correcto, ¿que verguenza para el colegio?, ¿para la directora?. Verguenza fue lo que me dio a mi cuando el Andrés trató de darme un beso, en todo caso. Tanta me dio, que tuve que salir corriendo a esconderme en la sala. Me quedé ahí hasta la salida. Y, claro, terminó conmigo. Por carta también, obviamente. Así, lisa y llanamente.

jueves, 26 de marzo de 2015

Significado

La primera vez que leí la definición de falacia fue como a los doce. Mi papá me mandó a buscarla en el diccionario. Siempre hacía lo mismo cuando le preguntábamos que significaba una palabra. Después la usaba para explicar que decir que los adolescentes adolecían de algo, era una falacia. No se, fue una idea que se me metió en la cabeza cuando estaba en esa etapa. En fin. Hace unos días, mis hijos estaban discutiendo no sé por qué cosa y el más chico le dijo al mayor que lo que estaba diciendo era una falacia. Igual me llamó la atención, porque a su edad, yo no manejaba ese tipo de palabras. Me dijo que el profesor les había explicado que significado tenía, porque uno de los compañeros la había ocupado y los demás quedaron colgados. Pero resulta que parece que falacia está de moda. Ayer fui a Santiago para mi primer control después de la cirugía y mi sobrina le dijo a mi sobrino que andaba "puro falaceando". Divertida la tergiversación. Otra palabra complicada.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Himnos y coros

Creo que sí. Que conté que cuando era chica iba con mi abuelita a la iglesia. A la clase Zelada íbamos. Creo que también conté que nos sentábamos en el coro. Todas las mujeres, tías y primas, por parte de mi mamá, nos hemos sentado en el coro. En distintas iglesias, peto todas nos hemos sentado. Nos gusta cantar. Y no cantamos mal. Una de mis tías incluso se casó con el jefe de coro de la clase Zelada. En esa clase aprendí varios coritos. Himnos también. Hoy recordé uno que no me gustaba para nada. O sea, me acordé de una de sus frases. ¿A dónde huiré Señor de tu presencia?, tu Espíritu Divino en todas partes está. No me gustaba. Porque cuando pregunté que qué significaba eso, me dijeron que no había un lugar en el que pudiera estar, sin que Dios pudiera verme. ¿Ni debajo de la cama?, ¿ni detrás de la puerta?, ¿ni dentro del closet?.  No, no había lugar. Esa idea me molestaba. En ese momento no tenía claro por qué, pero me molestaba. Ahora lo sé. En fin. Esa es la única parte que recuerdo. Por lo mismo no voy a poder cantarlo. Y ni aunque me acordara lo haría, en todo caso.

martes, 24 de marzo de 2015

Las tripas

Es lenta la recuperación. Esta es la tercera vez que se me tuerce una tripa. No tiene que ver con lo que coma o lo que no coma. Simplemente se tuerce y ese trozo torcido, se muere. Esta es la segunda vez que la tripa torcida, además, estaba perforada. No se si tiene mucho sentido escribir acerca de esto, pero como ya comencé, mejor que lo termine no mas. Me dio un poco de pena cuando me di cuenta de lo grande que es esta nueva cicatriz. Es más larga que las otras. Después pensé que en realidad ya da lo mismo. Ya qué, como dicen mis hijos. Además hubo algo nuevo. Me pusieron corchetes en vez de puntos y lo divertido es que se sacan con un saca corchetes, igual que con los que se corchetea el papel. Y lo bueno es que no duele y no deja tantas marcas. Que risa. Me leo y me aburro. Pero esto es una anécdota y me gusta contar anécdotas, aunque sean fomes, como ésta. En fin. Pasado mañana se cumplen dos semanas desde que todo comenzó. Y yo que le había echado la culpa a la María Antonieta. Ni me imaginaba que iba a terminar así, en el hospital con operación y todo. Que lata es estar en el hospital. No hay manera de acomodarse en esos colchones. Un amigo me llevó unas revistas, pero no hubo caso. No pude leer ni una página. No quedó otra que pasar una semana mirando el techo y jugando con los botones de la cama. Y eso. O sea, muchas otras cosas, pero para qué más detalles. Además me dio un poco de sueño. Que pasen una buena noche. Yo voy a ver si logro acomodarme esperando que no me despierte otra tormenta eléctrica como la de anoche.

lunes, 23 de marzo de 2015

Baño

Dicen que la mejor manera de que un niño aprenda a ir al baño, es dejarlo sin pañales durante el verano. Es más fácil darte cuenta de cuando comienzan a hacer, que que te avisen cuando les den ganas. Así  lo hice con mis dos hijos. Me dio buen resultado, aprendieron bastante rápido. Que aprendieran a hacer caca era un poco mas complicado que hacer pipí. Darte cuenta de que tenían ganas, quiero decir. El mayor comenzaba a seguirme con cara de angustia cuando quería hacer, así que con él fue un poco más sencillo. Lo llamativo, por decirlo de alguna manera, fue con el menor. Hacía en el patio. Le daban ganas y salía al jardín. Y yo después tenía que andar recogiendo sus mojones en una bolsa, igual como hacen algunas personas con sus perros. Salía sin que me diera cuenta. Así que tuve que comenzar a poner atención para que cada vez que se me desapareciera, pudiera pescarlo en pleno, agarrarlo, llevarlo al baño lo mas rápido posible y sentarlo en la taza para que terminara. En fin. Buena táctica. Al menos a mi me dio resultado. 

domingo, 22 de marzo de 2015

Naive

Los primeros misioneros llegaron a Chile a finales de los setenta. Eran un matrimonio joven, sin hijos. Los dos hippies. Hippies cristianos, pero hippies. Fueron ellos los que comenzaron con la comunidad en la que vivimos por años. Cuando mis papás se hicieron parte de ella, yo tenía cinco años. Recuerdo muchas cosas de esos primeros meses. Vivir todos juntos en una casona, compartir la comida, tocar guitarra alrededor de una fogata cantando canciones de amor y de paz. Esa es la imagen que recordé hoy. Un grupo de jóvenes alrededor de una fogata, en una noche estrellada, tomados de las manos levantadas, con rostros radiantes, creyendo con todo el corazón que podían cambiar el mundo y hacerlo un lugar mejor. Unidos, unidos se llamaba el tema.



sábado, 21 de marzo de 2015

Volver

De vuelta en casa, después de una corta estadía en el hospital de la Chile. Una nueva cirugía. Una nueva cicatriz.

sábado, 7 de marzo de 2015

Por chancha

Tan certero fue mi diagnostico, que terminé hoy en la urgencia. Me siento pésimo, pero es mi responsabilidad, lo admito. Ayer tenía ganas de contar que me había juntado con mi papá, que habíamos aclarado lo de los griegos y otras cosas, pero me sentía y me siento tan mal, que va a tener que quedar para otro momento. Una cosa cortita si. Cuando volvíamos del Mall al metro U. de Chile, pasamos por uno de esos puestos donde venden agua, dulces y esas cosas. Habían dos mjeres y un hombre conversando. Entonces alcancé a escuchar al hombre decir "el amor se pasa, como se pasan todas las cosas". Una de las mujeres le contestó, "no, estai equivocao tú".

viernes, 6 de marzo de 2015

Saludos

Estoy enferma. Según mi vasta experiencia médica, esto es una gastritis mezclada con un ataque al colón. Me muero del dolor. Hasta aquí no mas llego por hoy. Buenas noches.

jueves, 5 de marzo de 2015

El Pablo

Con el Pablo nos conocimos hace como veinte años en la Misión. Hace tiempo vive en Canadá, así que no nos vemos muy seguido. Está dos semanas de visita en Santiago y hoy nos encontramos. Pasamos la tarde juntos.  Nos pusimos al día primero y después nos dedicamos a recordar. Siempre eramos los tres, él mi hermana del medio y yo. Había un árbol de damascos casi al fondo del sitio con un asiento de madera, donde nos íbamos a fumar y a tomar cerveza por las noches. Escondidos, obviamente. No sé de quién era la radio, pero siempre andábamos con ella. Una radio chica, con casetera. Y cantábamos. Cantábamos Cranebrries, Alanis Morrisette, Tony Braxton, algunos otros y Enrique Iglesias... Si, Enrique Iglesias. Todavía no entiendo por qué, pero lo cantábamos. Incluso, si lo intento, creo que me saldría 'Enamorado por Primera Vez'. Y aun mejor si fuera como en esos tiempos, con el Pablo y con mi hermana.


miércoles, 4 de marzo de 2015

Primer día de clases

Hoy nada de fotos en la puerta del colegio. Nada de acompañarlos a la sala. Los dejé en la esquina, se despidieron rapidito, y sería. Así comenzó el día y terminó con la película de la pantera rosa con ese actor de pelo blanco que es mas tonto que una puerta. O tal vez sea tonto en las películas solamente y en la vida real sea muy inteligente, vaya a saber uno. En fin. Quería contar otra cosa, pero tengo tanto sueño que se me olvidó, así que buenas noches... 

martes, 3 de marzo de 2015

Crecer

Como dije hace un par de días, mi hijo mayor estuvo de cumpleaños. Hoy conversábamos acerca del deseo que había pedido al apagar las velas. ¿Se puede saber que pediste?, le pregunté. En mis tres cumpleaños anteriores, deseé que mi papá y tú volvieran a estar juntos, pero no volvieron. Así que, como me di cuenta de que los deseos valen madres y las velas comenzaban a apagarse, pedí una sandía, contestó.

No lo se

No sé si Neruda ya lo preguntó en su libro de las preguntas, pero quiero preguntar igual. ¿Por qué las hojas de los árboles se secan en invierno y en verano están verdes?, ¿no debería ser al revés?. 

domingo, 1 de marzo de 2015

Largo regreso a casa

Pero qué agradable es volver a mi casa después de haber estado casi dos meses en Santiago. Abrir las ventanas. Sentir la brisa de la tarde en Quilpué. Ver los árboles de la plaza. Darme una ducha en mi propia ducha. Acostarme en mi propia cama y ver una película, sabiendo que aun nos quedan dos días libres antes de comenzar el colegio. Agradable, realmente...

1 de Marzo

Miré el reloj un segundo antes de verlo por primera vez. Eran exactamente las diez de la mañana. Mi hijo. El que me hizo madre. El que me enseñó a amar. Hoy está de cumpleaños. Hoy cumple trece años. Hoy me siento feliz.