domingo, 16 de agosto de 2015

La lata y el mar

Una vez, hace muchos años, salimos a caminar con mi papá. Lo hacíamos a menudo, salir a caminar, quiero decir. Estábamos en Pichilemu y fuimos a dar una vuelta a la playa. Recuerdo que comenzaba a oscurecer y hacía un poco de frío, por lo que yo me había puesto un gorro celeste que me había tejido en el bus. No sé de qué hablamos pero debe de haber sido algo agradable, porque cuando lo recuerdo, es lo que me hace sentir, una sensación agradable. Mientras caminábamos por la arena, vimos una lata de bebida a la que el viento hacia correr alejándose de las olas. Así, cada vez que una iba a alcanzarla. la lata parecía arrancarse para que no la atraparan. La miramos un buen rato. No se nos ocurrió recogerla para botarla en un basurero, que habría sido lo más ecológico, porque estábamos demasiado entretenidos mirando esa especie de juego que se había dado entre las olas y la lata de bebida.

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