lunes, 17 de agosto de 2015

Una parte él, una parte yo

Mi hijo menor ha agarrado la costumbre de venir a visitarme cada vez que llega la hora en la que quiero escribir alguna entrada. Viene con la chiva de que va a entregarme el notebook y se queda acá. Ahora, por ejemplo, está dibujando. Gracias a la divina providencia porque no se le ocurrió probar mis perfumes, como la otra noche. (En este momento está leyendo para ver si es que he escrito algo sobre él y qué es lo que he escrito). Entonces me dice que me ponga más descriptiva, como en los libros. Tienes que poner 'mi hijo es un tipo con pelo castaño y con ojos café, lentes grises y un diente suelto', me dice. Ahora tengo que escribir 'el otro día fui con él a comer al centro en el Café Rosinni. El se comió un pan de mayo con pollo y yo me tomé un chocolate caliente y me comí una torta. Y él se compró un poster de Batman y yo lo clavé en su pieza'. FIN DE LA HISTORIA. Esas fueron sus últimas palabras, escritas con sus propios dedos. Ahora que ya está durmiendo, puedo continuar. A las diez nos vamos a su pieza, lo arropo y le doy las buenas noches. En fin. Tenía una idea totalmente diferente acerca de lo que iba a contar hoy, pero se me hace difícil ponerme seria con mi crío chico dando vueltas. Y es que es muy alegre y conversador. Además le gusta revisar las cosas que tengo en mi dormitorio y hacer preguntas. ¿Qué hay en esa caja?, ¿cuál de estos perfumes es el que más usas?, ¿cuál de esos libros es el más largo?, ¿de qué se trata cien años de soledad?, ¿esto es una pulsera o un collar?, ¿tienes más hojas?, ¿puedo usar estos lápices?, ¿por qué esta goma es tan rara?...




domingo, 16 de agosto de 2015

La lata y el mar

Una vez, hace muchos años, salimos a caminar con mi papá. Lo hacíamos a menudo, salir a caminar, quiero decir. Estábamos en Pichilemu y fuimos a dar una vuelta a la playa. Recuerdo que comenzaba a oscurecer y hacía un poco de frío, por lo que yo me había puesto un gorro celeste que me había tejido en el bus. No sé de qué hablamos pero debe de haber sido algo agradable, porque cuando lo recuerdo, es lo que me hace sentir, una sensación agradable. Mientras caminábamos por la arena, vimos una lata de bebida a la que el viento hacia correr alejándose de las olas. Así, cada vez que una iba a alcanzarla. la lata parecía arrancarse para que no la atraparan. La miramos un buen rato. No se nos ocurrió recogerla para botarla en un basurero, que habría sido lo más ecológico, porque estábamos demasiado entretenidos mirando esa especie de juego que se había dado entre las olas y la lata de bebida.

jueves, 13 de agosto de 2015

A la rápida

¿Cómo escribir entre el gato y mi hijo pequeño?. ¿Cómo poder concentrarme si uno me ronronea y otro me conversa acerca del marcador de libros que está haciendo?. Que ya hizo, más bien. Confeccionó una espada. Ahora va a pintarla. Y es que hace tiempo andaba conque quería el primer tomo del libro Juego de Tronos y este fin de semana, por el día del niños, su papá se lo regaló. Ha avanzado harto, lleva mas de ciento cincuenta páginas. Hace un rato vino a preguntarme si tenía un marcador de libros, pero el único que tengo lo encontró 'fome'. Es por eso que decidió hacerse uno él mismo... Ya. No sé con qué seguir. No quiero escribir más tarde, tengo sueño y me duele la cabeza. Así que tal vez tendrá que ser hasta aquí no mas por hoy. En todo caso, ni aunque quisiera, con el niño transmitiendo y la gata que se me sube al teclado cada cinco segundos. Ahora mi hijo se prueba mis perfumes. De los cuatro, elige el más apestoso. El dolor de cabeza empeora... Buenas noches.




miércoles, 12 de agosto de 2015

Un sueño dentro de otro sueño

Anoche tuve un sueño extraño en el que también estaba dormida. Mientras lo estaba, soñaba cosas mezcladas sin un sentido aparente. No recuerdo mucho, salvo que en un momento despertaba dentro del mismo sueño, porque sentía que alguien acariciaba mi cara. Abrí los ojos y era un hombre. Sus manos olían a cigarrillo. Luego desperté nuevamente, pero esta vez, dentro de la realidad...

sábado, 8 de agosto de 2015

Así murió el paraguas

Bajé al centro a ver a una amiga. Tenía la intención de irme caminando, pero como llovía, preferí tomar un colectivo. Además iba un poco atrasada, así que pensé que era lo mejor. Pero de todas maneras llevé mi paraguas, ese verde que compré el otro día, por si acaso. Cuando salí de la casa de mi amiga, la lluvia había disminuido bastante, así que opté por venirme a pié. Además corría viento y el viento sí. Puedo tratar de esquivar la lluvia, pero el viento es otra cosa. Y es que me fascina. Eso que tiene de meterse por donde nadie lo llama, así descaradamente y sin permiso, me produce una sensación de agrado especialmente deliciosa. Había comenzado hace poco el retorno, cuando comenzó a llover más intensamente, por lo que abrí mi paraguas. A la primera ráfaga quedó deshecho. Como ya había avanzado un buen trecho, decidí seguir adelante y mojarme aunque no me guste. Sucedió entonces que llegué a mi casa bastante empapada, pero no tan desagradada como lo había pensado. No sé por qué, pero caminar hoy bajo la lluvia, fue inesperadamente refrescante.

viernes, 7 de agosto de 2015

Que malas que éramos

Somos tres hermanas, creo que en algún momento lo he dicho, pero en el caso de que no lo haya hecho, lo hago ahora: somos tres hermanas. Cuando eramos chicas, las dos mayores, hicimos sufrir bastante a la menor. Cuando era pequeña, la niña tenía un lunar junto a uno de sus ojos. Digo tenía, porque se lo hizo quitar hace años. Por lo mimo, no puedo recordar junto a cuál de los dos era. Nuestro dormitorio no era muy grande, así que dormíamos en un camarote, de esos que traen una cama nido. Ella ocupaba esa cama, la nido. Pero a veces sucedía que le daba miedo, y se acostaba con mi otra hermana, la que sigue de mi. Entonces las dos, mi hermana la del medio y yo, nos subíamos a la que ocupaba yo, que era la de arriba y desde ahí le tirábamos escupos a ver cuál de las dos le achuntaba al lunar primero. Después de varios intentos, la pobre tenía la cara llena de baba y nostras nos moríamos de la risa. Que malas que eramos. 

jueves, 6 de agosto de 2015

En el café

Trato de escribir algo en una servilleta, pero esta se rompe una y otra vez. Trato de escribir una única palabra. Un nombre. Un nombre olvidado. Un nombre que no existe. La lluvia ha dejado de caer.

martes, 4 de agosto de 2015

A veces, como los síntomas de la gripe, Esteban Navarro

Me duelen brazos
De no abrazarte.
Me duelen manos
De no tocarte.
Me duelen hombros
De no ocultarte.
Me duelen piernas
De no enredarte.
Me duelen tímpanos
De no escucharte.
Me duelen córneas 
De no mirarte.
Me duele espalda
De no escucharte.
Me duele tabique
De no enredarte.
Me duelen pasos
De no ocultarte.
Me duelen rodillas
De no tocarte.
Me duelen brazos
De no abrazarte.