Mi mente divaga a través de la oscuridad, buscando desesperada aquella luz que la guiará a la salida. Son helados los pasadizos del pensamiento, intrincado el camino hacia lo interno. A menudo cree que la última idea que ha tenido, será la que resuelva el acertijo que libere al fin su alma atormentada. Pero resulta que tal salida no existe, tal como ella percibe, pero no acepta. Porque ¿qué sería de ella finalmente si sucumbe y reconoce que no tiene escape?
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