viernes, 31 de mayo de 2019

Existir

La vida explota frente a mi como un torbellino de sonidos delirantes
Olores desorbitantes
Colores arrolladores
Sabores incontenibles
Texturas inconmesurables

La vida me golpea como una ola de emociones
De pensamientos
De sentimientos

La vida me levanta
La vida me arrastra
La vida me envuelve
Me azota contra la realidad circundante

La vida me lleva, me trae a su antojo a través de pasadizos interminables
De pasadizos llenos de recovecos inexplicables
De pasadizos sin sentido

La vida, la intensidad de su peso casi corpóreo, atraviesa poro a poro todo lo que compone mi desgastado ser

Mi desgastado ser, cansado hasta los huesos de tanto sentir
Abatido y desolado de tanto experimentar
Abatido y desolado de tanto percibir
Abatido y desolado de tanto vivir

La vida me agota
La vida me agobia

Me drena sin misericordia alguna
Me envuelve sin tregua
Me invade
Me posee
Me ahoga

Minuto tras minuto, segundo tras segundo, la vida me obliga a vivirla en exceso
A llevarla impreganda en el cuerpo, despedazandome con su lepra

La vida me destruye
Me da duro una y otra vez, hasta dejarme inerte
Hasta dejarme abandonada en medio de mi misma
Hasta dejarme anhelando nada más que la oscuridad

Nada más que el silencio
Nada más que el descanso
Nada más que la insensibilidad de la muerte 

Nada más que el relajo de mis sentidos doloridos de todo albergar
De todo contener
De todo soportar
De todo cargar

Hasta dejarme anhelando nada más que el sueño eterno de mi alma deshojada por el  torbellino del mundo que me abusa una y otra vez, violando la virginidad de mi corazón expuesto a todo, siempre expuesto a todo



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